martes, septiembre 21, 2004

Cuando la noche llega

... parece que todo se intensifica: el dolor, el amor, el hambre, el frío, , el miedo, el odio, la enfermedad, la muerte. Parece que la oscuridad, en su concavidad, en su cuenco de cruel espejo multiplicado brinda un espacio/ caja de resonancia, y casi siempre es de las peores cosas.
Digo: la sangre se pierde más rápido; la vida se pierde más rápido; los cuerpos se esfuman más rápido.

Queda, a veces, un gusto raído, rancio, bien amargo que apenas saca el sol o el amanecer. Parece empezar otra cosa, pero ese sabor... el del paso de la no luz a la luz... permanece durante horas en nuestra boca.

3 comentarios:

s. w. dijo...

No creas que ya no hay más tiniebla,
tan sólo debes comprenderla.
Es como la luz en primavera,
Es como la luz en primavera.

lukas dijo...

La noche es el espacio del recogimiento, el continente de sueños y materias desoladas que el día no cubrió. En la noche, sí, es verdad, todo parece intensificarse. Pero sucumbimos al romanticismo si pensamos que la noche es más profunda, que la noche sabe más. En nuestra sociedad capitalista tardía y del ocio-por-todas-partes, hay mucha gente que ya no quiere dormir, que no respeta del descanso--el sueño--de los demás. Sin el silencio perfumado de la noche, sin los sonidos crepusculares, nuestros nervios enferman...

Anónimo dijo...

pero cada mañana aparece el sol, la luz que disipa temores, o al menos los asusta

es una de las pocas certezas que todavía nos quedan

saludos

Chihiro